7 de abril de 2012

Take shelter


Jeff Nichols
Take shelter es una película muy recomendable, dados los aires (cinematográficos) que soplan, y perdón por el mal chiste. Es también un saludable indicio de que aún es posible esperar cine de interés al margen de los filmes rodados sobre guiones escritos calculadora en mano y pensando en los espectadores de televisión. Película con un cierto regusto de cine clásico en la planificación de las secuencias, la crítica ha visto en ella una metáfora de la crisis económica mundial, de la situación laboral en Estados Unidos… de parábolas apocalípticas y sobrenaturales. Y quizá de todo eso y más haya en esta historia si se quieren encontrar tres pies al gato, aunque yo diría que no pasa de ser una variación muy bien contada, eso sí, del típico caso de terror ambientado en alguno de esos pueblos perdidos en la inmensidad de Ohio, o Dakota,  o… (ponga usted el lugar que prefiera) en el que la tranquilidad se ve rota de pronto por algún suceso extraordinario o sobrenatural. Con un guión bien escrito y con sabios toques de actualidad hábilmente esparcidos por él (como las referencias a la precariedad laboral que tanto han impresionado a los críticos) aunque con un ambiguo doble final que perjudica a la hasta entonces firme estructura narrativa y con alguna trampa innecesaria y en exceso efectista, Jeff Nichols construye un relato en el que mezcla géneros con pulso firme, consiguiendo un sugerente híbrido de denuncia social muy indie y terror sobrenatural (sea eso lo que sea.) Con un manejo suelto y ligero de la cámara que muestra sin interferir, apoyado en la extraordinaria interpretación de Michael Shannon que ofrece un verdadero recital, Nichols consigue crear una atmósfera inquietante ya desde el comienzo para ir ensombreciendo los tintes de su narración en un crescendo perfectamente sostenido y sin recurrir apenas  a las truculencias tan habituales en este género (por ahí están esas trampas del guión a las que aludía antes… a veces camufladas de cita: inevitable el recuerdo de Hitchcock, algo que ningún crítico cegado por la actualidad y la crisis económica ha sabido ver.) 
Y ello a través de unas imágenes de sorprendente sencillez, lejos de efectismos, énfasis y subrayados. Y es en esa sencillez donde reside el mayor acierto de esta película: en el contraste entre la dramática disolución psicológica del protagonista y la aparente rutina diaria, aunque Nichols juegue marrulleramente con señales que Curtis/Shanon interpretará a la luz de su personal conflicto íntimo, juego peligroso que va a ser la causa de esa indefinición en el final de la historia, algo que ya le ocurría en su primer filme (Shotgun Stories, 2007) donde un final poco convincente, malograba una historia mucho más áspera que este casi convencional relato de suspense.  Pero Nichols también dirige a sus actores con sabiduría y le basta mostrar una mirada, un gesto, para sugerir amenazas sin cuento, habilísimo constructor de ambientes densos y enfermizos, capaz de convertir en un segundo una escena trivial en una explosión de violencia, transformando  sin transición a un anodino pater familias en un profeta apocalíptico… y que todo ello resulte creíble, incluido el desenlace de la secuencia con Shanon llorando sobre el hombro de Jessica Chastain, inmensa también en la composición de la esposa que no entiende nada de lo que está ocurriendo pero que aguanta el tipo, único puntal de sensatez en un mundo que se desmorona (literalmente.) Bienvenido, pues, este explorador no de nuevos caminos, pero sí de los ya un tanto olvidados transitados por los clásicos. 
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Ficha:
Título original: Take shelter
Año de producción: 2011
Duración: 123 min.            
País: EEUU
Director: Jeff Nichols
Guión: Jeff Nichols
Música: David Wingo
Fotografía: Adam Stone
Reparto: Michael Shannon, Jessica Chastain, 
                 Shea Whigham, Katy Mixon, 
                 Kathy Baker, Lisa Gay Hamilton
Género: Drama, drama psicológico