Es cierto
que las ensaladas parece que resultan más apetecibles en verano, pero su valor
nutritivo y saludable y las posibilidades que ofrecen para aunar ingredientes
las hacen imprescindibles en todo tiempo. En realidad no deberían faltar en
nuestra mesa en ninguna época del año, ya sea como acompañante de un pescado o carne
a la plancha o como plato único si se combinan adecuadamente vegetales variados
y proteínas, ya sean vegetales como las legumbres o los frutos secos, o de
origen animal como los lácteos (quesos, salsas de yogur...) o fiambres. Y eso
sin olvidar el toque de color que pueden añadir a nuestra mesa, que la vista
también merece un poco de atención cuando pensamos en nuestras recetas. A propósito
de lo cual recuerdo un refrán que solía oír cuando los refranes aún se
consideraban fuente de sabiduría: más come
el ojo que el cuajo, en clara referencia a que la comida entra por los ojos antes de que llegue al estómago. (Donde
no cabe tanta como nos gustaría dada la buena pinta que tiene, claro.) En fin,
divagaciones aparte, aquí está la receta: fácil, rica y saludable en la que la
menta y el perejil convierten en un lujo estas sencilla ensalada.
Ingredientes para cuatro personas
Cuatro tomates maduros
Dos pepinos
Dos cebolletas tiernas
Un ramillete de menta fresca (también vale yerbabuena)
Sal
Aceite de oliva
- Lavamos los tomates, los escaldamos unos segundos y los pelamos. Retiramos las semillas y cortamos en gajos la pulpa, salamos al gusto y reservamos.
- Pelamos los pepinos y los cortamos en rodajas no muy finas y luego cada una de ellas en dos trozos. Salamos también al gusto y mezclamos con el tomate.
- Pelamos y cortamos en juliana la cebolleta y la mezclamos con el tomate y el pepino.
- Añadimos la meta y el perejil finamente picados, mezclamos bien todos los ingredientes y aliñamos con un buen aceite de oliva virgen extra. Y ya está.