21 de octubre de 2011

Mirando hacia atrás con hambre

Parece pertinente tener en esta bitácora una sección retrospectiva en la que tengan cabida las viejas y no tan viejas películas, esas que dejan un recuerdo especial y a las que siempre se vuelve, como se vuelve a los libros, a la música… a los amores perdidos, ay.  Y quizá bajo la influencia del sitio este, me parece muy adecuado llamarla Mirando hacia atrás con hambre.
Y para comenzar he pensando en esas películas en las que la gastronomía, si no es la protagonista, sí que al menos ocupa un espacio significativo en la historia. Por ejemplo esa cruel maravilla que es La gran comilona (La grande bouffe, 1973) probablemente la mejor película sobre comida y donde la gastronomía es algo más que una excusa y en la que Marco Ferreri pone imágenes a un superlativo atracón firmado por Rafael Azcona. O El festín de Babette (Babettes gæstebud, 1987) un delicado bocado de Gabriel Axel sobre un cuento de Isak Dinesen. O Satiricón (Fellini Satyricon, 1969) donde Fellini reinventa el banquete de Trimalción…  o esa otra golosina preparada por Sandra Nettelbeck, esa realmente Deliciosa Marta (Bella Martha, 2000) con guión de la propia Nettelbeck. De todas ellas y de alguna más hablaré aquí, aunque no traten de cocina ni gastronomía.

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