El cerdo tiene la (mala) fama de ser un alimento especialmente rico en colesterol, aunque esta idea está muy lejos de ser cierta, ya que su contenido es muy inferior a la de otros productos como el huevo, la mantequilla o los quesos. La carne magra del cerdo contiene entre 60 y 80 miligramos de colesterol por cada 100 gramos, un nivel más bajo que el de algunas carnes de cordero y vaca. La carne del cerdo es además una excelente fuente de proteínas, contiene ácido oleico, es muy nutritiva, y aporta una buena cantidad de minerales (Hierro, magnesio, fósforo, potasio, zinc…) así como casi todas las vitaminas del grupo B. En todo caso, si seguimos unas mínimas reglas a la hora de cocinarlo (eliminar la grasa visible, guisarla sin añadir otras grasas, desgrasar las carnes en salsa y los caldos…) podemos conseguir unos platos ricos y sabrosos con no más colesterol que con otras carnes.
Ingredientes para cuatro personas
750 gr de costillas de cerdo adobadas
4 patatas medianas
Una cebolla roja
Dos puerros
Un pimiento verde
Un vaso de vino blanco
El caldo de cocer las costillas
Dos dientes de ajo
Dos clavos de olor
Un chorro de aceite de oliva
Una pizca de sal
Para esta preparación coceremos con suficiente antelación las costillas a fin de poder desgrasar fácilmente el caldo resultante, mejor si lo hacemos el día anterior. Las costillas pueden ser frescas en lugar de adobadas. En ese caso, incluya media cucharadita de pimentón en los ingredientes. Comenzamos quitando la grasa visible de las costillas y las ponemos en la olla (puede ser la olla exprés) junto con el vaso de vino, el agua necesaria hasta cubrir las costillas y los clavos de olor.
Cuando estén cocidas (la carne debe desprenderse fácilmente del hueso) colamos el caldo, deshuesamos las costillas quitando toda la grasa que quede y lo reservamos. Lavamos, pelamos y picamos en trozos grandes las verduras, rompemos las patatas para que al cocerlas suelten el almidón y espesen el guiso, y en una olla con el aceite sofreímos ligeramente los ajos picados. Si está utilizando costillas frescas, añada ahora el pimentón. Agregamos todas las verduras y pochamos durante unos diez minutos, cuidando que no se quemen. Ojo con la sal, las costillas adobadas ya llevan suficiente. Añadimos el caldo desgrasado y la carne de las costillas y dejamos hacer hasta que las verduras estén tiernas, moviendo la olla de vez en cuando para que las patatas suelten el almidón. Recuerde que los guisos quedan mejor si los dejamos reposar un buen rato antes de servir.
Ingredientes para cuatro personas
750 gr de costillas de cerdo adobadas
4 patatas medianas
Una cebolla roja
Dos puerros
Un pimiento verde
Un vaso de vino blanco
El caldo de cocer las costillas
Dos dientes de ajo
Dos clavos de olor
Un chorro de aceite de oliva
Una pizca de sal
Para esta preparación coceremos con suficiente antelación las costillas a fin de poder desgrasar fácilmente el caldo resultante, mejor si lo hacemos el día anterior. Las costillas pueden ser frescas en lugar de adobadas. En ese caso, incluya media cucharadita de pimentón en los ingredientes. Comenzamos quitando la grasa visible de las costillas y las ponemos en la olla (puede ser la olla exprés) junto con el vaso de vino, el agua necesaria hasta cubrir las costillas y los clavos de olor.
Cuando estén cocidas (la carne debe desprenderse fácilmente del hueso) colamos el caldo, deshuesamos las costillas quitando toda la grasa que quede y lo reservamos. Lavamos, pelamos y picamos en trozos grandes las verduras, rompemos las patatas para que al cocerlas suelten el almidón y espesen el guiso, y en una olla con el aceite sofreímos ligeramente los ajos picados. Si está utilizando costillas frescas, añada ahora el pimentón. Agregamos todas las verduras y pochamos durante unos diez minutos, cuidando que no se quemen. Ojo con la sal, las costillas adobadas ya llevan suficiente. Añadimos el caldo desgrasado y la carne de las costillas y dejamos hacer hasta que las verduras estén tiernas, moviendo la olla de vez en cuando para que las patatas suelten el almidón. Recuerde que los guisos quedan mejor si los dejamos reposar un buen rato antes de servir.
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