Mezclas de hierbas aromáticas
De la misma forma que las especias se
combinan para conseguir mezclas
que enriquezcan nuestros platos y que resulten atractivas para nuestro olfato y
nuestro paladar, así también puede hacerse, y se hace, claro está, con las
llamadas hierbas aromáticas. Y como
ocurre con las especias, estas mezclas de hierbas, aún con el mismo nombre,
varían dependiendo de la disponibilidad de los ingredientes y hasta de la
inspiración quién las haga, como las
célebres fines herbes francesas,
compuestas originalmente de cebollino, perifollo, estragón y perejil pero a las
que se añade a veces mejorana, o los llamados atadillos (el bouquet garni
francés) de laurel tomillo y perejil a los que también puede agregarse estragón
y mejorana. Todas estas mezclas pueden adquirirse en el mercado, pero todas
ellas, y cualquier otra que se nos ocurra, pueden elaborarse en nuestra cocina
sin ninguna dificultad.
Atadillo. Como ya decía, se trata del conocido bouquet garni de la cocina francesa.
Esta expresión que podría traducirse por ramillete
variado, o quizá ramillete surtido,
debe su nombre popular español a que se presenta en forma de pequeño paquete de
hierbas atadas para mantenerlas unidas durante la cocción y poder retirarlas fácilmente
al servir el plato. Los ingredientes cásicos para preparar un atadillo son el
laurel, el tomillo y el perejil, aunque en ocasiones, y dependiendo de en qué
receta vayamos a emplearlo, puede incluirse también albahaca, ajedrea, estragón, orégano...
o envolver las hierbas elegidas en un trozo
de hoja de puerro. Su elaboración es muy sencilla: ponga juntas las hierbas y
átelas con un trocito de bramante o envuélvalas con la hoja de puerro y ate
también para mantener unido el paquete. El atadillo suele emplearse para dar
aroma a los caldos, así como en guisos de carne y aves o sopas. Debe añadirse al
final d la cocción para conservar todo su perfume.
Hierbas
provenzales. Esta mezcla, elaborada generalmente con
hierbas secas, y original de la Provenza como su propio nombre indica, se
compone habitualmente de orégano, tomillo y ajedrea, aunque como de costumbre
es posible encontrar otras combinaciones que incluyan romero, albahaca,
mejorana... de forma que si queremos preparar nuestra mezcla favorita sólo hay
que tener en cuenta la potencia del perfume de cada una para conseguir
unas proporciones armónicas y que no sobresalga alguna en exceso, matando
el aroma de las demás y guárdelas en un recipiente hermético. Su uso es tan
variado como queramos, pues su delicado sabor hace que esta mezcla resulte
ideal tanto para enriquecer una salsa de tomate, como para añadir a guisos de
carne, conejo y aves. Es un buen acompañante de la pasta, los gratinados y el
pollo asado, y su perfume ligeramente picante potencia el sabor de parrilladas
y carnes a la barbacoa. Como todas las hierbas, es aconsejable añadirlas al
final de la cocción para garantizar que disfrutamos de todo su aroma.
Finas hierbas. Otra mezcla más de origen francés: las fines herbes que en su
traducción al español sirven como nombre genérico de casi todas las hierbas
aromáticas, aunque la cocina francesa limita esta denominación a la mezcla de
perifollo, estragón, cebollino y perejil, todas ellas frescas. En el mercado es
posible encontrar bajo este nombre mezclas de hierbas secas o liofilizadas que
pueden incluir cebolla o algún otro ingrediente no muy ortodoxo, pero que demuestra
cómo es posible combinar varias hierbas distintas con el mismo nombre. Si
queremos preparar nuestra propia mezcla, debemos cortar muy finamente todas las
hierbas y mezclarlas bien. Si las usamos frescas, esta combinación es muy
adecuada para aliñar ensaladas, teniendo en cuenta que en ese caso debemos
utilizar una vinagreta muy suave para que el vinagre no anule su perfume.
Resultan ideales para añadir a las tortillas, crepes y carpaccios, en pescados a
la brasa o a la plancha, en platos de pasta... y en marinados y adobos.
Mezcla
personal. Y con permiso de todos ustedes, acabamos esta
serie sobre especias y plantas aromáticas con una mezcla de hierbas made in
Gastrocinemia: cebollino, eneldo, orégano y salvia, todas ellas frescas. Inventada
como manera de aprovechar las hierbas que andaban por la cocina ya a
punto de caducidad, el resultado es un delicado equilibrio de aromas que
convertirá sus ensaladas, platos de pasta o tortillas en una sorpresa muy
gratificante. La proporción va en gustos, aun que es aconsejable no abusar del
cebollino, cuyo sabor fuerte tiende a predominar, y apoyarse más en el eneldo,
cuyo suave y sutil aroma queda fácilmente enmascarado si le un e a otros más
potentes. Y déjese llevar por la
imaginación: invente sus propias mezclas.
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