La siempre
socorrida, rica y nutritiva pasta no sólo es un recurso al que siempre se puede
echar mano, sino un aliciente para con pocos ingredientes y sin complicarse
mucho la vida conseguir un plato en verdad apetitoso. El gratinado es una
opción que suele tacharse de excesivamente calórica por aquello de que la
bechamel lleva mantequilla, harina, leche, queso... Sin embargo es posible hacer
una bechamel más ligera eliminando la mantequilla y sustituyendo la leche por algún
caldo que combine bien con el resto de ingredientes. Por ejemplo, en esta
receta que hoy os invito a preparar, he utilizado el caldo resultante de cocer
las gambas consiguiendo así, además, un plus añadido de sabor que enriquece y
transforma un sencillo plato de pasta con tomate en algo realmente gustoso.
Para mayor ligereza tampoco he puesto queso en el gratinado, aunque si se quiere
puede usarse, claro está. .El tipo de pasta que yo he empleado es el conocido
como conchiglie, o caracolas, pero
puede utilizarse la que tengamos en casa, preferiblemente pasta corta, como
macarrones, espirales, farfalle... (Y
tampoco pasa nada si echamos mano de unos espaguetis o cualquier otra pasta
larga.)
Ingredientes
para cuatro personas
500 gr de
pasta corta (caracolas, macarrones, espirales, farfalle...)
1 1/2 kg de
tomates maduros
250 gr de
cebollitas francesas
Dos puerros
200 gr de
gambas
Dos dientes
de ajo
Dos
cucharadas de harina
El caldo de
cocer las gambas
Sal
Pimienta
Orégano
Nuez moscada
Aceite de
oliva
- Comenzamos preparando la salsa de tomate según se explica aquí y reservándola.
- Ponemos agua en una cazuela, salamos, y cuando rompa a hervir añadimos las gambas peladas, apagamos el fuego y dejamos tres o cuatro minutos. Retiramos y reservamos.
- En ese mismo agua, ponemos las cabezas y pieles de las gambas y dejamos que hiervan otros cuatro o cinco minutos, desespumando de vez en cuando. Colamos y reservamos.
- Lavamos bien los puerros, quitamos la primera capa, (pero conservamos un buen trozo de la parte verde) los picamos en brunoise (juliana muy fina) y los pochamos, a fuego muy suave, en una sartén con una pizca de aceite y un poco de sal hasta que estén blandos. Cuidado, no deben coger color. Escurrimos el exceso de aceite y reservamos.
- Cocemos la pasta en abundante agua con sal siguiendo las instrucciones del fabricante, y cuando ya esté, la escurrimos y la mezclamos con la salsa de tomate, las gambas y una cucharada de orégano, en una fuente para horno. Reservamos.
- En la misma sartén donde hemos pochado los puerros tostamos ligeramente la harina cuidando que no se queme. Añadimos el pochado, mezclamos bien y vamos añadiendo el caldo de cocer las gambas según nos lo vaya pidiendo la salsa, dejando hacer a fuego muy suave y removiendo bien para que no se hagan grumos. Debemos conseguir una salsa no demasiado espesa.
- Controlamos de sal, añadimos la pimienta y nuez moscada al gusto y vertemos sobre la pasta.
- Llevamos al horno con sólo el gratinador encendido y dejamos hasta que coja un bonito color tostado.
- Servimos y disfrutamos de este rico plato de pasta.
Deliciosa receta. Comparto contigo la teoría y práctica de sustituir la leche de la bechamel por caldos y la verdad es que a parte de aligerar calóricamente los platos les añaden un plus de sabor. Me ha gustado muy mucho tu propuesta con pasta corta en lugar de la lasaña típica. Un abrazo.
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