29 de enero de 2012

Dublineses

John Huston
Es esta una película en la que casi no se habla de cocina, aunque la historia se desarrolla durante el transcurso de una cena, y resulta casi frívolo emparejarla con la comida; pero no es mala excusa esta para acercarse a ella. Fascinado por la literatura, (de  sus 38 películas sólo seis no parten de una obra literaria) Huston comenzó su carrera como director  con Dashiell Hammett y su Halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941) para acabarla con James Joyce y Dublineses (The Dead, 1987). Y es  Dublineses también su testamento ético y artístico, una obra maestra difícil de superar, tan lúcida como compleja en su engañosa sencillez expositiva. Vaya por delante que enfrentarse a una película de Huston con una actitud que vaya sólo un poco más allá del típico espectador-receptor-devorador de imágenes, supone sumergirse en un mundo de matices y sutilezas de una riqueza tal que es necesario volver más y más veces a revisar cada instante de las obras de este genio absoluto del cine. La extraordinaria agudeza de su mirada disecciona a los personajes con frialdad de cirujano mostrando así sus contradicciones, sus miedos,  sus ambiciones o sus sueños sin dejar por ello de sentir al mismo tiempo un profundo respeto por esos seres casi siempre perdidos que pueblan sus películas. Dublineses está narrada en un tempo lento y reflexivo en el que destellan de tanto en tanto los chispazos producidos por el roce entre esos personajes a los que (aparentemente) no les ocurre casi nada; y sin embargo consigue Huston que nos mantengamos absortos con el entrelazado de sus relaciones, tan normales y cotidianas que rozan la intrascendencia pero bajo cuya supuesta normalidad el director bucea hasta encontrar el dolor, la frustración, el desamor para mostrárnoslos en carne viva y hacer que nos reconozcamos en cada uno de ellos. Fascina ver cómo con sólo unas miradas o un gesto suspendido marca la relación entre los dos personajes clave, ese espléndido relato del  conflicto sentimental, sólo insinuado, entre Gabriel/Donald McCann-Gretta/Anjelica Huston, sugiriendo tensiones que sólo estallarán en ese turbador final en el que Gabriel descubrirá el dolor, la amargura, la insensatez presente siempre detrás de toda relación. Todo el relato y su desarrollo está traspasado por un hálito de nostalgia por un tiempo ya pasado, sí, (Huston, es sabido, dirigió Dublineses enfermo y moriría poco después) pero sobre todo, me parece, por la amargura de constatar la imposibilidad de alcanzar una auténtica unión (física, espiritual…) entre los seres humanos, la profunda sinrazón de tanta lucha inútil. 
El lenguaje empleado es tan sencillo como deslumbrante: la cámara observa y comunica lo que ocurre, pero no es objetiva y fría, asume el papel de juez y nos transmite sus juicios que no siempre son benévolos porque Huston no perdona la hipocresía o la necedad. Véase el contraste entre el tratamiento casi afectuoso dado al borrachín Freddy/Donal Donnelly  y el desdén con que es tratado el fatuo tenor Bartell D'Arcy, magníficamente  interpretado por  Frank Patterson: a Huston no le gusta el personaje, ya queda dicho, y en el momento en que se pavonea intentando conquistar a la joven Molly Ivors/Maria McDermottroe sólo le oímos, sin verle, a pesar de que toda la película conduce, magistralmente, a ese momento mágico en el que la voz del vanidoso tenor,  al entonar la melancólica canción The Lass of Aughrim, abrirá para Gretta la puerta de los recuerdos que saltarán por fin en la habitación del hotel donde se cerrará la más triste película de Huston.  Y es ahí donde Huston vuelve a deslumbrar con el tratamiento puramente cinematográfico de una situación a la que sólo su genio salva de la sordidez, dando al mismo tiempo un ejemplo magistral del uso de la voz en off,  que  aquí recitará, textualmente, las palabras de Joyce sobre esas alucinadas imágenes de un mundo desolado cubierto por la nieve. O el melancólico flashforward en el que Gabriel (Joyce/Huston) resumirá la inutilidad de los esfuerzos humanos. Una película maravillosa, ineludible. Imprescindible.
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Ficha:
Título original:
The Dead
Año de producción: 1987
Duración: 81 min.            
País:  Reino Unido
Director: John Huston
Guión: Tony Huston
Música:  Alex North
Fotografía: Fred Murphy
Reparto:Anjelica Huston, Donald McCann, 
                Helena Carroll, Cathleen Delany, 
                Ingrid Craigie, Rachel Dowling, 
                Dan O'Herlihy, Marie Kean, 
                Donal Donnelly, Colm Meaney
Género:  Drama