24 de abril de 2012

Patatas gratinadas rellenas de setas

La patata, que actualmente es la base de la alimentación de millones de personas, es una planta originaria de América del Sur y fue introducida en Europa por los conquistadores españoles. Hoy nos resulta difícil imaginar una cocina sin patatas, aunque hasta el siglo XVI era desconocida para la mayor parte del mundo. Y sin embargo, ahora “Los expertos han desarrollado miles de variedades, muchas de las cuales van quedando obsoletas  por la aparición de otras con mayor rendimiento y adaptabilidad, de manera que sólo se consumen unas pocas decenas (…),“ dice la Wikipedia, que ofrece un extenso artículo dedicado a este tubérculo. De la patata conviene saber que aporta vitamina C,  vitamina B6 y algo de tiamina (B1), riboflavina (B2), niacina (B3), magnesio, fósforo, hierro, zinc y potasio, mineral en el que es muy rica. Su ingesta es beneficiosa para el sistema inmunitario, en especial si se comen frías o en ensalada y posee propiedades vasodilatadoras y diuréticas. Debido a su riqueza en hidratos de carbono resulta poco recomendable en dietas de adelgazamiento o para personas con problemas de obesidad. Su versatilidad en la cocina es suficientemente conocida y pueden prepararse de tantas formas como seamos capaces de imaginar, ya que combina perfectamente con cualquier otro alimento. Hoy les propongo una forma muy rica de prepararlas: rellenas de setas y luego gratinadas.
Dos datos curiosos. Uno: no se deben dar patatas a los caballos porque son tóxicas para ellos. Dos: Los enzimas de la patata sirven para quitar manchas. Frote concienzudamente una patata sobre las manchas secas antes de poner la prenda en la lavadora.

Ingredientes para cuatro personas                   
Cuatro patatas grandes
400 gr de setas variadas
150 gr de leche evaporada
4 cucharadas de queso emmental rallado
Sal
Pimienta
Nuez moscada
16 clavos de olor
Aceite de oliva

Lavamos bien las patatas, las cortamos en dos longitudinalmente sin pelarlas, pinchamos en ellas los clavos de olor y las ponemos a hervir al vapor durante unos veinte minutos. Vigile: deben quedar tiernas pero enteras. Mientras, troceamos las setas y las pochamos al fuego hasta que reduzca el agua que sueltan, añadimos un chorrito de aceite de oliva, salpimentamos y rehogamos un par de minutos. Sacamos, escurrimos y reservamos. Cuando las patatas hayan templado un poco, retiramos los clavos de olor y las vaciamos con cuidado dejando una pared como de un centímetro, salpimentamos el interior y las rellenamos con las setas. Reservamos. Machacamos con un tenedor la pulpa que hemos extraído, agregamos la leche evaporada y nuez moscada al gusto y lo llevamos a fuego lento removiendo bien para mezclar perfectamente. 
Añadimos el queso rallado y dejamos que se funda. Se trata de conseguir una especie de bechamel, así que dejaremos hasta que tenga la textura que prefiramos. Rectificamos de sal y cubrimos con este pué las patatas y las metemos en el  horno (con el grill encendido) hasta que estén gratinadas a nuestro gusto. Servimos inmediatamente acompañadas con una ensalada de escarola aliñada con un buen aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal. Sobrará seguramente buena parte del puré/bechamel, pero no se apure. Resérvelo (aguanta bien un par de dias en la nevera) y úselo como guarnición para un plato de pescado, por ejemplo. Sólo tiene que calentarlo un poco en el microondas. O, mejor, al baño maría.