4 de septiembre de 2012

Empanadillas de bacalao



Las empanadillas son un rico bocado  con múltiples variantes según donde se prepare, ya que es popular en prácticamente todo el mundo, desde la India hasta México. Como se sabe, consisten en una masa rellena generalmente de carne y frita que puede tomarse tanto como tapa o como plato de una comida si se sirve acompañado de una ensalada, por ejemplo. Son nutritivas y si acaso un tanto calóricas por aquello de la masa frita. Así que vamos a aligerarlas un poco haciendo un relleno de bacalao y tomate y cociéndolas al horno en lugar de freírlas. Por eso he utilizado masa quebrada (por favor, no diga nunca pasta brisa que es una triste traducción del francés pâte briseé…) en lugar de las habituales obleas pensadas más para freír. El resultado es una empanadilla crujiente y lo mismo de sabrosa pero mucho menos pesada, y a la que la salvia le aporta su peculiar aroma y su gusto ligeramente picante.

Ingredientes (saldrán unas doce empanadillas…)
250 gr de bacalao
Tres chalotas                                       
Dos tomates maduros
Dos láminas de masa quebrada
Dos cucharadas de salvia picada
Sal
Un huevo
Aceite de oliva

Cortamos en juliana las chalotas y las ponemos a fuego suave con un chorro de aceite. Pelamos y troceamos los tomates y los añadimos a las chalotas con un poco de sal y dejamos que se hagan durante unos diez o quince minutos, siempre a fuego suave. 
Mientras, desmigamos el bacalao, que previamente habremos desalado, procurando que no nos queden los trozos demasiado  finos y lo agregamos al pochado de las chalotas y el tomate.  
Removemos bien y dejamos otros cinco minutos. Añadimos ahora la salvia picada, comprobamos de sal y retiramos del fuego. Lo escurrimos bien con ayuda de un colador procurando que quede lo más seco posible. Extendemos la masa quebrada y con ayuda de un molde vamos cortando círculos en el centro de los cuales ponemos una cucharadita del relleno, los doblamos y sellamos bien los bordes y los ponemos en una fuente de horno. Los pintamos con el huevo batido y los cocemos a una temperatura de entre 180º y 200º, (dependiendo como siempre, del horno) hasta que la masa haya adquirido ese bonito tono dorado.