12 de octubre de 2012

Blancanieves


Pablo Berger
Me parece que otra vez voy a quedarme solo frente al unánime clamor laudatorio con que público y crítica han acogido este engendro mal llamado cine. No sé qué razón puede haber para hacer en este momento películas mudas, aparte del exceso de afán por ser original… lo que seguramente significa, en el fondo, que se tiene poco que decir y además no se sabe cómo decirlo. Pablo Berger se ha apuntado al carro de esta excéntrica moda y ha montado en esta Blancanieves un tinglado tan aparatoso, visualmente, como vacío de contenido. Cierto que Kiko de la Rica consigue a veces imágenes de enorme fuerza plástica que evocan al mejor cine antiguo, (y alguno moderno: las referencias conscientes o no a Tim Burton, por ejemplo, son claramente perceptibles en más de una ocasión) pero el uso de una fotografía muy contrastada  y cuasi desenfocada, o el empleo de carteles con los diálogos, aunque remite a los viejos tiempos, no son sino trucos marrulleros y fáciles imitaciones de las  carencias técnicas de otras épocas, no aportaciones originales al lenguaje cinematográfico. Todo ello hace que haya algo profundamente falso y, claro, artificioso en esta moda, o lo que sea, porque, naturalmente,  los directores de hoy no tienen ya el desconocimiento de los recursos expresivos del sonido, no son inocentes. A ver si me explico: estos directores que hoy juegan a hacer cine mudo están fingiendo que no conocen las reglas sintácticas de la narración con imágenes mezcladas con sonido, pero están, sin embargo aplicándolas. Y lo hacen, por lo general, de una forma tan retorcida como ingenua, echando mano de una banda sonora en la que la música ocupa y usurpa el lugar de la palabra, (y en el caso que nos ocupa, con excesiva agresividad; ) el resultado es un producto que no es lo que dice ser, que en realidad es un híbrido que no acaba por ser ni cine mudo ni cine sonoro: una estafa en la que un equivocado estilo narrativo, demasiado moderno entra en clara contradicción con la forma, es decir, la manera, en que se relata, como no podía ser de otro modo. 


En cuanto al guión sobre el que se asienta todo este invento, Berger ha amontonado tal cantidad de tópicos y folclóricos lugares comunes queriendo hacer una parodia, supongo, de cierto cine español, que casi consigue hacer una caricatura de una parodia, lo que hubiera estado muy bien… de haberlo conseguido. (Que los momentos de humor, en la peor tradición del cine ñoño, estén a cargo de un pollo de nombre Pepe es no sólo sonrojante sino indignante…)  La narración avanza  con buen ritmo, es cierto,  (y hay que felicitar por ello al equipo de montaje) aunque hay poco que contar y lo que se cuenta carece del menor interés y se hace de forma tan plana como previsible, (…el uso abusivo del gran angular es un buen ejemplo de la pereza mental que impregna toda la película…) y cuando no es así se pasa al extremo contrario, con momentos especialmente desafortunados gracias al afán desmedido del director por lo granguiñolesco, como ocurre en las secuencias de la sesión de fotos con el cadáver…   En cuanto a los actores, todos sin excepción sobreactúan exageradamente incluso para una película muda, con lo que sólo consiguen convertir a sus personajes en caricaturas de caricaturas, privándoles así de la poca credibilidad que, incluso como caricaturas, pudieran tener. Una idea malograda, en suma. Y una película perfectamente prescindible.
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 Ficha:
Título original: Blancanieves
Año de producción: 2012
Duración: 104 min.
País: España
Dirección: Pablo Berger

Guión: Pablo Berger
Música: 
Alfonso de Vilallonga
Fotografía:Kiko de la Rica

Reparto:  Macarena García, Maribel Verdú, 
                      Sofía Oria, Daniel Giménez Cacho,
                      Angela Molina, Pere Ponce, 
                      Josep María Pou, Inma Cuesta, 
                      Ramón Barea, Emilio Gavira, 
                      Sergio Donado, Oriol Vila
Género: Drama