17 de julio de 2013

Crema fría de lechuga y tahini

He aquí una receta muy sencilla de elaborar, muy rica de comer y muy refrescante, que con la que está cayendo sólo apetecen cosas fresquitas. Y muy exótica: la unión de dos ingredientes tan aparentemente dispares como la lechuga y el tahini en una crema tiene como consecuencia un sorprendente juego de sabores que resulta muy grato al paladar. La lechuga, que parece condenada a figurar sólo en ensaladas, responde perfectamente a la cocción y se presta divinamente a la preparación de cremas y sopas con su sabor suave que admite muy bien combinaciones tan heterodoxas como esta con la salsa tahini. El tahini, es sabido, no es más que una pasta hecha con semillas tostadas de sésamo trituradas y mezcladas con agua o, a veces, con aceite. El delicado sabor avellanado del sésamo confiere un especial toque a nuestra crema que la hace aún más agradable. Eso sí: es imprescindible utilizar lechuga de la variedad llamada romana, y olvidarse de esa herejía conocida como lechuga iceberg.

Ingredientes para cuatro personas
Una lechuga romana
4 puerros
500 cl de leche evaporada
4 rabanitos
4  cucharadas de semillas tostadas de sésamo
Sal
Pimienta

  • Preparamos el tahini moliendo las semillas de sésamo con cualquier robot de cocina (un molinillo de café resulta perfectamente adecuado)
  • Mezclamos en un cuenco la pasta así obtenida con un poco de agua, removiendo bien para conseguir una crema suave. (No es necesaria mucha agua, una cucharada o dos.) Reservamos.
  • Pelamos y lavamos los puerros, los troceamos y los ponemos a hervir al vapor.  
  • Lavamos muy bien las hojas de la lechuga, las troceamos y las añadimos a los puerros cuando lleven cociendo diez minutos. Dejamos hacer unos diez minutos más.
  • Ponemos las verduras en el vaso de la batidora, añadimos un cacillo del agua de la cocción y trituramos hasta conseguir una crema lo más fina posible, ya que no la vamos a pasar por el chino, dejaremos que quede una textura consistente.
  • Agregamos el tahini y mezclamos con la batidora. Salpimentamos.
  • Añadimos la leche evaporada en cantidad suficiente para conseguir la consistencia que prefiramos para nuestra crema, corregimos de sal y lo metemos en la nevera durante dos o tres horas como mínimo.
  • Servimos acompañada de unos picatostes hechos con los rabanitos, bien lavados, pelados y cortados en pequeños dados.