7 de febrero de 2013

Il villaggio di cartone

Ermanno Olmi
Cine sobre el que planean los postulados éticos y estéticos de un neorrelaismo del que Olmi se puede considerar continuador, y a los que nunca ha renunciado del todo, pero recorrido por una veta de conciencia cristiana que en algún momento puede lastrar de adoctrinamiento unos planteamientos sociales de admirable calado ético, esta rara pero bellísima película plantea algunos de los dilemas que engendra esta sociedad de la desigualdad en la que nos movemos; desde la resbaladiza licitud (ética) de la violencia como arma contra la injusticia hasta el papel de una Iglesia que  como institución parece mirar hacia otro lado olvidando a los desheredados que se supone deberían de ser su grey. Formalmente, la película se mueve en un plano simbólico donde los personajes son más conceptos que personas, como el sacerdote lleno de dudas, la joven prostituta o la madre recién parida, en una iconografía que podría haber sido sacada del retablo  de alguna vieja iglesia. Símbolos y conceptos de los que Olmi se sirve en esta denuncia de la indiferencia en la que apenas hay trama; la anécdota se desarrolla en el interregno de una noche y esa falta de acción convierte la anécdota en una tesis socio-religiosa más que en una obra de ficción, lo que de alguna manera podría perjudicar al conjunto, riesgo que Olmi elude con buen oficio mostrando a sus personajes-símbolo sin énfasis, dejándolos moverse con una libertad bien controlada, aunque en algún momento ese control influya en la articulación de una narración que se torna en exceso morosa, casi teatral. 

  
Pero es en esa libertad interpretativa donde radica uno de los mejores atractivos de la película, con un extraordinario Michael Lonsdale en el papel del viejo sacerdote. Admirable el final: narrativamente perfecto, éticamente necesario, dolorosamente real. Quizá habría que haber exigido un poco más de sutileza en la elección de esos símbolos, (que Olmi otorgue la representación de la Iglesia a un viejo sacerdote que ha perdido la fe, o que los desheredados sean un grupo de inmigrantes clandestinos negros resulta demasiado obvio) pero reconozcamos que los panfletos políticos no pueden ser demasiado sutiles… y digo panfleto en el mejor sentido de la palabra y con todo el respeto que ese género me merece. Película en todo caso que vale la pena ver, que se sale de los trillados senderos de la llamada denuncia social para ofrecer una interpretación de un problema bien actual donde la belleza formal no está reñida con planteamientos más profundos. Película de visión más que gratificante que, como todo buen panfleto, acaba con una admonición que tiene mucho de profecía: “O cambiamos el curso de la Historia o la historia nos cambiará a nosotros.”





 
Ficha:
Título original: Il villaggio di cartone
Año de producción: 2011
Duración: 87 min.
País: Italia
Dirección: Ermanno Olmi
Guión: Ermanno Olmi
Música: Sofia Gubaidulina
Fotografía: Fabio Olmi

Reparto: Michael Lonsdale, Rutger Hauer,
                John Geroson,  Massimo De Francovich, 
                Alessandro Haber, Souleymane Sow
Género: Drama