23 de enero de 2015

Sopa improvisada

Uno de los aspectos de la cocina (del cocinar, digamos) que a mí más me fascinan es la posibilidad de dejarse llevar por la imaginación: improvisar con lo que se tenga en la nevera-despensa y a ver qué pasa. Claro que es un juego peligroso este, porque como dicen los informáticos, cuando no saben qué pasará con los datos que manejan, los resultados pueden ser impredecibles. Pero si se tiene un poco de cuidado y no se dedica uno a imitar a, pongamos, Ferran Adrià, si no se juntan lechugas con melocotones en almíbar (... aunque quién sabe, ¿verdad?) entonces se puede uno llevar muy agradables sorpresas. Como esta sopa totalmente improvisada cuando intentaba yo convencer a mi muy querido amigo Joanmanel, una especie de Mafalda con barba, (digo, por aquello del odio a la sopa) de que exagera al decir que la sopa es sólo agua con algo dentro. No estoy seguro de haber conseguido convencerle, porque me temo que el síndrome de Mafalda no tiene cura, pero el resultado del experimento fue más que satisfactorio, como aquí puede verse. Y sin tener que salir a comprar.

Ingredientes para cuatro personas
Dos cebollas
Cuatro tomates maduros
Ocho champiñones (o cuatro gírgolas grandes)
75 gr de picadillo de jamón
Dos dientes de ajo
Cuatro rebanadas de pan de pueblo
Dos huevos
Sal
Aceite de oliva
Dos hojas de laurel
Dos clavos de olor

  • En una olla ponemos la medida de cuatro cuencos de agua en los que vayamos a servir la sopa, añadiendo algo más para compensar la evaporación. Añadimos el picadillo de jamón y las hojas de laurel y dejamos hervir a fuego lento.
  • Pelamos las cebollas y las rallamos. (Puede evitarse el llanto si las hemos tenido en el frigorífico.)
  • Lavamos los tomates y los rallamos también, uniéndolos a las cebollas.
  • Pelamos los ajos y los rallamos. Añadimos a la mezcla anterior.
  • Lavamos los champiñones (o las gírgolas) y los picamos en juliana fina.
  • En una sartén con una pizca de aceite de oliva pochamos a fuego suave la mezcla de cebollas, tomates y ajos, a la que añadimos los dos clavos de olor, hasta que haya reducido bastante. Añadimos entonces los hongos, salamos ligeramente y dejamos otros cinco  minutos.
  • Añadimos esta mezcla a la olla donde tenemos el caldo, dejando que de un hervor.
  • Tostamos las rebanadas de pan, y recortamos la corteza que reservaremos.
  • Añadimos a la olla los dos huevos batidos, removiendo bien para que se formen hebras, dejamos hacer un par de minutos y apagamos el fuego.
  • Ponemos las tostadas troceadas en los cuencos donde vayamos a servir la sopa y vertemos sobre ellos nuestro caldo. Añadimos las cortezas tostadas finamente picadas, a modo de picatostes, servimos, y a disfrutar.