Una tosta,
como casi todo el mundo sabe, no es sino una rebanada de pan tostado sobre la
que se colocan diversos ingredientes, al
gusto del consumidor. Versión tamaño
grande del popular canapé, también se la conoce en algunos lugares como
montadito, y admite tantas variaciones como seamos capaces de imaginar, con la
única condición de que los ingredientes utilizados resulten lo suficientemente armónicos y gratos al paladar. Apta para
un tentempié, una merienda o un aperitivo, si cuidamos un poco su presentación
resulta siempre una opción acertada. He aquí mi propuesta.
(Por cierto,
cuando en los ingredientes hablo de un huevo lo más fresco posible no quiero
decir que esté recién sacado de la nevera. Por el contrario, conviene sacarlos
al menos un par de horas antes para que cuando los utilicemos estén a la
temperatura ambiente.)
Ingredientes
por tosta
Un huevo (lo
más fresco posible)
Una rebanada
de pan de molde
Una loncha
de salmón ahumado
Una trufa
Sal
Pimienta
Aceite de
oliva
Comenzamos troceando la trufa. Después, en un cazo o en una sartén pequeña ponemos aceite de oliva de buena calidad, añadimos la trufa y la ponemos al fuego al mínimo. En cuanto el aceite comience a hervir la retiramos y dejamos que temple. Reservamos sin sacar del aceite.
Con ayuda de
un molde de cocina recortamos el pan, lo tostamos con cuidado de no quemarlo y
reservamos al calor.
Rompemos el huevo en una taza y le salpimentamos al gusto. Ponemos agua con un chorro de vinagre y un poco de sal en una sartén, y cuando comience a hervir le escalfamos durante cuatro minutos con ayuda del mismo molde con el que hemos recortado el pan. Cuando esté, retiramos el molde (utilice un guante para no quemarse) y sacamos cuidadosamente el huevo con una espumadera para que escurra el agua.
Emplatamos poniendo sobre el pan la loncha de salmón y sobre este el huevo...