26 de febrero de 2015

Alcachofas en papillote

Aunque la mejor manera de obtener los mayores beneficios de verduras y hortalizas es consumirlas crudas, hay algunas, como las berenjenas y las patatas, que pueden resultar tóxicas si no se las cocina previamente. Es sabido también que el calor de la cocción destruye algunas de sus vitaminas, especialmente la C, y en menor medida las del grupo B, y que con la cocción se pierden las sales minerales ya que se disuelven en el agua. Una solución para evitar la pérdida de vitaminas es someter a la menor cantidad de calor y durante el menor tiempo posible estos alimentos, y para evitar la pérdida de minerales utilizar la cocción al vapor, la plancha o el asado. (Y nunca tirar el agua de cocer verduras. Podemos utilizarlo para preparar salsas, sopas, cremas... ) El horno, el microondas y la plancha, al evitar la pérdida de sales minerales respetan además el sabor por lo que el asado resulta un método muy adecuado de prepararlas. Viene todo esto a cuento de la receta de hoy: tan sencilla como espectacular.  El asado en papillote sólo requiere envolver los ingredientes con algún material resistente al calor, ponerlos en el horno y dejarlos tranquilos hasta que estén a punto. Personalmente prefiero el papel llamado de horno, ya que no está claro que el aluminio usado para cocinar no resulta perjudicial a la larga. En cualquier caso, estas alcachofas resultan irresistibles, tiernas y jugosas, con todo su aroma y sabor. Un poco del mejor aceite de oliva y una pizca de sal y tendremos un plato de lujo. A la hora de servirlas, puede optar por quitar previamente las hojas exteriores o dejarlas enteras para que cada comensal las rechupetee a su gusto según las va retirando.

Ingredientes para cuatro personas
Ocho alcachofas
Sal
Aceite de oliva

  • Si las alcachofas no estuvieran bien limpias, las pasaremos un paño húmedo y las secaremos cuidadosamente.
  • Las envolvemos en papel sulfurizado, cerrando bien cada paquetito. Podemos poner dos alcachofas en cada paquete.
  • La llevamos al horno precalentado previamente a 190º y las dejamos treinta minutos.
  • Esperamos que templen para poder manejarlas sin quemarnos y según decidamos servirlas las quitamos las hojas exteriores o las dejamos tal cual. (También puede abrirlas un poco, para formar una especie de flor muy espectacular.)
  • Aliñamos con aceite de oliva y sal al gusto... y a disfrutarlas.

24 de febrero de 2015

Huevos rellenos de jamón y foie gras

Los huevos rellenos, que tantos recuerdos, y no sólo gastronómicos, tienen para muchos, parecen haberse convertido en eso que los neocursis llaman ahora comida viejuna, despectiva denominación para las recetas, y sobre todo las presentaciones, que según ellos ya no están de moda. Es cierto que a veces se ven platos que dan más grima que ganas de comer, pero casi siempre eso tiene más relación con la habilidad, o con la falta de habilidad, de quien lo prepara que con la comida en sí. Dejando aparte, claro, el esnobismo galopante de muchos de estos nuevos críticos a la violeta, que como ya decía don José pretenden saber mucho, estudiando poco. En fin, es el caso que hoy traigo una receta de huevos rellenos y de alguna manera tenía que defenderla. Es esta una forma de prepararlos que, como todas las que llevan relleno permiten tantas variaciones como imaginación e ingredientes tengamos, atentos sólo a que la mezcla sea armónica en aromas, sabores y texturas. No es, por cierto, un plato este demasiado ligero, o light para los que saben espanglis, así que una vez más nuestra bechamel está hecha sólo con caldo, disminuyendo así un poco las calorías de esta, por lo demás, riquísima receta. Elija un foie gras de calidad, la cantidad no es mucha y su bolsillo no lo notará, pero sí su paladar. Ah, y tanto los huevos como el foie, téngalos fuera de la nevera para que al prepararlos estén a temperatura ambiente: eso facilita el manejo del foie y evita que los huevos estallen al hervirlos.

Ingredientes para cuatro personas
Ocho huevos
200 gr de foie gras
100 gr de jamón serrano picado
Dos puerros
Dos cucharadas de harina
Un hueso de jamón
Una zanahoria
Media cebolla
Dos hojas de laurel
Sal
Nuez moscada
50 gr de almendras picadas

  • Comenzamos preparando un caldo con el hueso de jamón con tiempo suficiente para que podamos desgrasarlo. Para ello ponemos en una olla el hueso, la zanahoria y la cebolla peladas y troceadas y las hojas de laurel, cubrimos con medio litro de agua y dejamos hervir alrededor de cuarenta minutos a fuego suave. Retiramos entonces, dejamos que se enfríe, colamos y lo metemos un par de horas en el frigorífico. Cuando se haya solidificado la grasa podremos retirarla fácilmente con una cuchara.
  • Cocemos los huevos en abundante agua con sal. Diez minutos desde que rompan a hervir serán suficientes. Dejamos que se enfríen, los pelamos y cortamos longitudinalmente en dos mitades. Separamos las yemas con cuidado y reservamos aparte las claras.
  • En un cuenco, aplastamos con un tenedor las yemas, añadimos el foie gras y algo más de la mitad del jamón finamente picado. Mezclamos bien hasta conseguir una pasta homogénea y rellenamos con ella las mitades de huevo, procurando que nos quede un poco por encima de la clara y de forma redondeada. Los colocamos en una fuente de horno y reservamos.
  • En una sartén con un poco de aceite pochamos los puerros hasta que estén blandos pero cuidando que no se quemen. Escurrimos el exceso de aceite y en la misma sartén mezclamos con la harina y dejamos cocinar unos minutos removiendo bien.
  • Vamos añadiendo el caldo, removiendo siempre para evitar que se formen grumos, hasta conseguir una bechamel espesita.
  • A media cocción agregamos el resto del picadillo de jamón, nuez moscada al gusto y comprobamos de sal. Recuerde que el foie gras y el jamón ya llevan.
  • Vertemos una o dos cucharadas de esta bechamel sobre cada huevo, cubriendo bien el relleno, y los espolvoreamos con las almendras picadas.
  • Metemos en el horno, previamente calentado a 190º, solo el grill, y gratinamos hasta que la bechamel quede con ese bonito color dorado que tanto gusta. Ojo que las almendras se queman enseguida.
  • Servimos inmediatamente, acompañados de una ensalada al gusto.
 

19 de febrero de 2015

Siete recetas de bacalao


Estamos ya en la Cuaresma, tiempo de purificación e iluminación, (sic) esa época de ayunos y sacrificios, penitencias y abstinencias, que parece inventada por un híbrido resultante de cruzar al divino marqués con von Sacher-Masoch. Cuando yo era joven (ay...) era un tiempo durante el cual, y en determinados días, estaba prohibido comer carne, (el que pudiera hacerlo, claro, aunque siempre era posible comprar una bula, permiso papal que permitía saltarse la prohibición, prueba de que la Santa Madre siempre ha sido comprensiva con quienes podían pagar sus caprichos...) No sé si sigue ocurriendo así, (lo de la abstinencia, digo, la comprensión de la Santa Madre ya sabemos que sigue intacta) porque después de tanto aggiormento ni la Iglesia es ya lo que era... Pero esa costumbre ha dejado su impronta en la gastronomía: las limitaciones siempre han espoleado la imaginación, y lo que debía de haber sido un tiempo de penitencia se convirtió, naturalmente, en un tiempo de placer: suntuosos potajes de verduras, luj(uri)osos platos de pescado, (carne esta sí permitida) escabeches... huevos y tortillas capaces de satisfacer al cura más glotón... Y en tierras del interior peninsular, el bacalao en todas sus manifestaciones, rey indiscutible de estos días y casi el único pescado que llegaba. Así que cediendo a la nostalgia (y un poco a la vagancia) aquí os ofrezco siete recetas de bacalao ya publicadas por la Gastrocinemia. Como siempre, la receta completa haciendo click en el correspondiente enlace.

17 de febrero de 2015

Rollo de carne picada

Hoy les presento una adaptación de un clásico de la cocina italiana: el polpettone. Se trata de una especie de albóndiga muy grande y de forma alargada, una variedad de pastel de carne picada. No es una novedad en la Gastrocinemia, donde publicamos hace algún tiempo la receta de un albondigón cuya elaboración puede verse aquí, pero como es una forma sencilla y original de preparar la carne picada saliéndose de las típicas albóndigas, repetimos. Puede variarse el tipo de carne: pollo, pavo, cerdo, vacuno... o la mezcla que se prefiera, y condimentarla dejándose llevar por los gustos personales. Unas verduras de temporada estofadas con el polpettone completarán un plato rico y nutritivo. Un consejo: elija una carne de calidad y pida a su carnicero que se la pique, olvídese de esas bandejas ya preparadas y de las que no es posible saber qué contienen realmente.

Ingredientes para cuatro personas
500 gr de carne de picada
Un huevo
Dos dientes de ajo
1 litro de caldo de verduras
Un vaso de vino blanco
Tres o cuatro cucharadas de pan rallado
Una cucharada de harina
Una cebolla
Dos puerros
Un pimiento verde
Dos  zanahorias
Una patata
Un nabo
Un tomate grande maduro
Un manojillo de perejil
Sal
Pimienta
Una cucharada de hierbas provenzales
Aceite de oliva
  • Condimentamos la carne  con las hierbas, la pimienta, los ajos y el perejil finamente picados y un poco de sal, mezclando bien para formar una masa homogénea y dejamos reposar un par de horas.
  • Agregamos entonces el huevo y mezclamos bien, añadiendo pan rallado hasta conseguir una masa manejable. No utilice más de un de cucharadas o resultará muy seco.
  • Damos forma al polpettone de manera que nos quede un rollo alargado.
  • Lo enharinamos ligeramente y le doramos en aceite muy caliente, dándole vuelta para que se dore bien por todas partes. Cuidado que no se queme. Sacamos y reservamos.
  • En ese mismo aceite, y a fuego bajo, pochamos  todas las verduras, bien lavadas, peladas y cortadas en juliana no muy fina
  • Retiramos el exceso de aceite, añadimos el albondigón, regamos con el vino y dejamos reducir. Cubrimos con el caldo hirviendo y dejamos hacer unos treinta minutos a fuego suave.
  • Pasamos por la batidora el caldo y unas cucharadas de las verduras parea conseguir una salsa, corregimos de sal si es necesario y la ponemos a reducir a fuego bajo hasta conseguir la consistencia que prefiramos.
  • Finalmente, cortamos en rodajas el polpettone y servimos acompañado con la salsa y del resto de las verduras.

13 de febrero de 2015

Almejas con salsa de cava

Las almejas son una verdadera delicatessen se preparen como se preparen y se utilicen no importa con qué otros ingredientes: solas al vapor nos regalan un delicioso bocado de mar que puede complementarse con diversas salsas al gusto de cada uno. Enriquecen platos de arroz, de pasta, sopas... Y por si fuera poco, son ricas en vitamina B12 que fortalece la memoria, mientras que su alto contenido en hierro las convierte en un poderoso aliado para evitar la anemia ferropénica o anemia por falta de hierro. ¿Más? Pues sí, su elevada concentración de zinc y manganeso favorece la líbido, así que aprovechando que llega esa fiesta tan grata a los grandes almacenes, aunque esté dedicada a los enamorados, prepare este rico y sencillo plato y disfrútelo con su pareja. (Y como le va a sobrar cava, utilice el resto antes, durante y sobre todo después.)

Ingredientes para cuatro personas
1 kg de almejas
Una cebolla
Dos puerros
Una guindilla
Una rama de apio
Un ramito de perejil 
150 cl de cava brut de buena calidad
Sal
Aceite de oliva

  • Ponemos las almejas en abundante agua con sal para que suelten la arena, lavándolas un par de veces al chorro del grifo.
  • Cortamos en juliana la cebolla,  el apio y los puerros (aprovechando una buena parte de lo verde) y los pochamos a fuego suave en una sartén con un poco de aceite y una pizca de sal. Cuidado con el puerro que se quema enseguida, es  mejor añadirlo a media cocción.
  • Picamos el perejil y en un mortero lo trituramos junto con  la guindilla a la habremos quitado las se millas. Reservamos.
  • Ponemos las almejas al fuego en una cazuela con un poco de agua y esperamos a que se abran. Apagamos entonces y reservamos al calor.
  • Cuando las verduras ya estén pochadas escurrimos el exceso de aceite y las trituramos con la batidora. Añadimos el picado de perejil y un cazillo del agua de las almejas y trituramos de nuevo.
  • Pasamos esta crema por el chino o un colador, añadimos el cava y llevamos a fuego suave para que dé un hervor y dejar que reduzca hasta que obtener una salsa con la consistencia que prefiramos.
  •  Rectificamos de sal si es necesario y servimos las almejas con la salsa por encima 
 

11 de febrero de 2015

Chuletas de cerdo al horno con tomate

Las chuletas  de cerdo pueden resultar un bocado exquisito o convertirse en una especie de suela de zapato, lo que dependerá de cómo la cocinemos,  puesto que como el contenido en grasa infiltrada (la grasa intramuscular) de este corte no es mucho se corre el riesgo de dejarlas demasiado secas. Una opción para evitarlo es sellarlas (pasarlas, vuelta y vuelta, por una sartén muy caliente) y así conseguir que los jugos no se pierdan con el cocinado posterior al horno. Si además las guisamos envueltas en una salsa de tomate, por ejemplo, el resultado será mucho más satisfactorio que si las freímos o las hacemos a la plancha. Otra  cosa que hemos de tener en cuenta es que cuanto más fina sea la chuleta más seca quedará al cocinarla, y , naturalmente, recordar, que la calidad de la materia prima es fundamental. Un último consejo: si tiene las chuletas en la nevera, sáquelas con tiempo suficiente para que cojan la temperatura ambiente, así será más eficaz el sellado, ya que no enfriarán la sartén.

Ingredientes para cuatro personas
Cuatro chuletas de cerdo gruesas
1 1/2 kg de tomates maduros
Una cebolla
Dos dientes de ajo
Una cucharada de orégano
Una pizca de azúcar
Sal
Pimienta
Aceite de oliva
  • Pelamos la cebolla, la cortamos en juliana fina y la pochamos en una sartén con un poco de aceite a fuego bajo. Salamos ligeramente y dejamos hasta que esté trasparente.
  • Mientras, escaldamos y pelamos los tomates y los troceamos. Pelamos y picamos finamente los ajos y los añadimos al tomate. Reservamos.
  • Cuando la cebolla ya esté, añadimos el tomate, espolvoreamos con un poco de azúcar y dejamos hacer a fuego bajo unos veinte minutos.
  • Comprobamos de sal y de acidez, (corregimos si es necesario con un poco más de sal y de azúcar) añadimos el orégano, mezclamos bien, apagamos el fuego y reservamos.
  • Calentamos una sartén a fuego fuerte con una cucharada de aceite , y cuando esté bien caliente sellamos las chuletas, salpimentadas al gusto, dejándolas un par de minutos por cada lado.
  • En una fuente para el horno, mejor si puede taparse, colocamos un fondo de salsa de tomate, a continuación las chuletas y cubrimos con el resto de la salsa.
  • Ponemos la fuente en el horno previamente calentado a unos 180º y dejamos que se hagan no más de diez minutos, así nos quedarán más jugosas.
  • Servimos acompañadas de un par de cucharadas de la salsa de tomate.

9 de febrero de 2015

Tortilla paisana

Variación enésima de la tortilla de patata, esta paisana se enriquece con verduras al gusto, o según la disponibilidad. Suele añadírsele algún fiambre o embutido como jamón, (serrano o cocido) chorizo, lacón o panceta, y su elaboración es la misma que para la tortilla clásica. El nombre parece venirle de su proximidad geográfica con su más famosa hermana: vamos que las dos son españolas. Es un recurso muy socorrido cuando hay que preparar un plato rápido y que queremos que guste a todos. Acompañada de una ensalada soluciona una cena con visitantes inesperados, y es sana, rica y nutritiva. ¿Qué más se puede pedir? ¿Que sea bonita? Pues también lo es.

Ingredientes para cuatro personas
Seis huevos
Dos o tres patatas según tamaño
Dos puerros
Una cebolla
Un pimiento verde
85 gr de lacón
Sal
Aceite de oliva
  • Lavamos y pelamos las patatas, la cebolla y los puerros. Lavamos el pimiento. Cortamos las patatas al estilo clásico de hacer tortilla,  y la cebolla, el pimiento y los puerros en juliana gruesa.
  • En una sartén con abundante aceite de oliva freímos todas las verduras a fuego suave para que nos queden tiernas pero sin coger color. Salamos al gusto.
  • Cuando ya estén retiramos del fuego y escurrimos bien el exceso de aceite con ayuda de un colador.
  • Batimos los huevos con una pizca de sal, añadimos las verduras y el lacón troceado y mezclamos bien todos los ingredientes. Comprobamos der sal y dejamos reposar la mezcla unos minutos.
  • Cuajamos,  a fuego suave y cuidando que no se queme, en la misma sartén donde hemos frito las verduras, con un hilo del aceite de freírlas.
  • Damos la vuelta a la tortilla y repetimos la operación.
  • Servimos recién hecha.

7 de febrero de 2015

Champiñones rellenos envueltos en masa filo

En este blog ya hemos utilizado la masa filo en más de una ocasión, como puede verse aquí, y seguiremos usándola, porque resulta un ingrediente ideal para lograr acabados sorprendentes y atractivos. Su versatilidad la hace apta para recetas tanto dulces como saladas: desde la deliciosa pastela marroquí hasta los típicos cestillos rellenos de crema o de frutas, la masa filo da siempre un toque de color a la mesa. En esta ocasión les sugiero una especie de redundante receta: masa filo rellena de champiñones rellenos, una idea que resulta muy sugestiva para unos aperitivos o para incluir formando parte de unos entrantes y que seguro encantará a todos. El único cuidado que se requiere es que el relleno sea lo más seco posible para evitar que la masa se reblandezca. Usaremos champiñones grades y bien frescos, de carne dura que aún no muestre las laminillas, lo que indica que aún no ha llegado a su maduración con lo que su sabor será más delicado. Para el relleno usaremos un picadillo de jamón y algunas verduras finamente picadas, ligeramente salteadas para que queden crujientes, y desde luego bien escurridas.

Ingredientes para cuatro personas
Ocho champiñones grandes y bien frescos
80 gr de picadillo de jamón serrano
Cuatro dientes de ajo
Una rama de apio
Dos cebolletas
Seis láminas de masa filo
Un huevo
50 gr de mantequilla
Sal
Pimienta
Aceite de oliva
  • Limpiamos bien los champiñones y los vaciamos con cuidado de no romperlos, reservando la carne que saquemos y el tallo. Salpimentamos el interior al gusto y reservamos.
  • Lavamos las verduras, pelamos los ajos y picamos todo en juliana muy, muy fina.
  • En una sartén con apenas un hilo de aceite salteamos las verduras sin permitir que se ablanden mucho.
  • Añadimos el jamón y los restos de los champiñones que habíamos extraído al vaciarlos, picados también muy fino. (No he puesto más sal porque el jamón ya lleva, pero eso va en gustos: déjese llevar por el suyo.) Damos un ligero hervor y retiramos, dejando en un colador para que escurra el exceso de aceite y el jugo que puedan haber soltado las verduras.
  • Rellenamos los champiñones con esta mezcla y reservamos.
  • Cortamos las hojas de masa filo en dos partes y cada una de estas en otras dos. Pintamos cada uno de estos cuadrado con la mantequilla previamente derretida al baño maría y los ponemos unos sobre otros contrapeándolos para que nos queden las esquinas separadas: tres láminas de masa por champiñón.
  • Envolvemos ahora cada champiñón formando una especie de saquito que cerraremos de forma irregular, pegando las hojas de masa filo entré sí. (Se pegan bien, al estar untadas con la mantequilla.)
  • Finalmente pintamos estos saquitos con huevo batido, los colocamos en una bandeja y los llevamos al horno, que tendremos previamente calentado a unos 180º,  y los dejamos hasta que la masa esté dorada, cuidando que no se queme.

5 de febrero de 2015

Farcellets de escalivada y bacalao

En esta receta que hoy os ofrezco he unido algunas ideas populares de la cocina mediterránea: las hortalizas asadas, el bacalao desmigado (esqueixat) y las hojas de col rellenas, para confeccionar estos farcellets, típicos rollitos de hojas de col que pueden rellenarse con diversos ingredientes, aunque como ya se dijo en esta otra receta, lo tradicional es utilizar la carne de cordero picada. Este tipo de preparaciones se prestan muy bien, como todas las recetas de rellenos, para hacer cocina de aprovechamiento. Con la única condición de combinar armónicamente los elementos de que dispongamos se pueden conseguir platos sorprendentes, apetitosos y nutritivos. Y baratos. Para la salsa que completa la receta he utilizado el caldo de cocer las hojas de col, que da uniformidad  al conjunto, y un vasito de vino blanco que pone un punto más refinado al sabor un tanto brusco de la col. Y para terminar unas almendra picadas, toque crujiente que convierte este sencillo plato en un capricho irresistible. (Para la escalivada he utilizado sólo las verduras que tenía a mano, así que ha resultado un tanto heterodoxa, pero ya se sabe: ¿cuándo la ortodoxia ha sido creativa?) Claro, lo ideal sería hacer las hortalizas realmente escalivadas: es decir, a la brasa, pero como en nuestras cocinas eso no es muy factible, lo haremos asando las berenjenas y los puerros en papillote y los pimientos siguiendo esta receta o cualquier otra que nos vaya bien.

Ingredientes para cuatro personas
Ocho hojas de col
Dos berenjenas
Dos pimientos rojos
Cuatro puerros
300 de bacalao desalado
Cuatro dientes de ajo
Un ramito de perejil
Un vaso de vino blanco
Aceite de oliva
Sal
50 gr e almendras machacadas


  • Precalentamos el horno a 180º.
  • Lavamos las berenjenas, las cortamos a lo largo en dos partes y cada una de estas en cuatro: tendremos así unas tiras adecuadas para el relleno.
  • Pelamos los ajos, los cortamos en láminas no muy finas y luego en bastoncitos.
  • Envolvemos las berenjenas junto con los ajos en papel sulfurizado.
  • Lavamos tres de los puerros y los cortamos, sin desechar mucha parte verde, en tres o cuatro trozos dependiendo del tamaño, y sin quitar la primera capa, que servirá para proteger el resto. Los envolvemos también en papel sulfurizado, cerrando bien los paquetes.
  • Si su horno se lo permite, ponga los pimientos en una fuente y áselos al mismo tiempo.
  • Ponemos, entonces, todas las verduras en el horno, bajamos la temperatura a 170º y dejamos, dependiendo del horno, entre 60 y 70 minutos. Como digo siempre: fíese de su horno y de su propia experiencia con él.
  • Mientras, y en una olla con agua y sal, ponemos a hervir las hojas de col hasta que estén tiernas pero enteras. Las sacamos después a una fuente, para que se enfríen y reservamos el agua de la cocción.
  • Una vez asadas todas las verduras dejamos que se enfríen lo suficiente para poder manipularlas sin quemarnos y pelamos los pimientos que cortaremos en tiras con los dedos, a los puerros les quitamos la primera capa y quitamos también la piel de las berenjenas. Salamos con cuidado, aliñamos con un hilo de aceite de oliva y reservamosTendremos el bacalao desalado con suficiente antelación. Lo escurrimos bien y lo desmigamos con cuidado de hacer trozos grandecitos. Mezclamos con las verduras asadas y reservamos todo.
  • Lavamos, pelamos y picamos finamente el otro puerro sin desechar demasiado de la parte verde y lo pochamos a fuego muy bajo con un poco de aceite y una pizca de sal.
  • Mientras, vamos formando los farcellets poniendo en cada hoja berenjena, pimientos, puerro, bacalao y trocitos de ajo.
  • Cerramos los paquetitos envolviendo bien el relleno y reservamos.
  • Cuando el puerro ya esté blando, añadimos un cacillo del agua de cocer la col y dejamos que hierva, siempre a fuego suave, unos diez minutos.
  • Picamos y majamos en el mortero el perejil, agregamos el vino, mezclamos bien y lo añadimos a la sartén con el puerro. Dejamos reducir a fuego un poco más vivo, comprobamos de sal y rectificamos si fuera necesario.
  • Ponemos este pochado en el vaso de la batidora y trituramos hasta conseguir una crema suave. Si deseamos una textura más fina, pasamos por el chino o por un colador.
  • Servimos los farcellets en un plato acompañados de la salsa adornada con las almendras picadas.

2 de febrero de 2015

Ensalada de tomate y pepino con menta y perejil

Es cierto que las ensaladas parece que resultan más apetecibles en verano, pero su valor nutritivo y saludable y las posibilidades que ofrecen para aunar ingredientes las hacen imprescindibles en todo tiempo. En realidad no deberían faltar en nuestra mesa en ninguna época del año, ya sea como acompañante de un pescado o carne a la plancha o como plato único si se combinan adecuadamente vegetales variados y proteínas, ya sean vegetales como las legumbres o los frutos secos, o de origen animal como los lácteos (quesos, salsas de yogur...) o fiambres. Y eso sin olvidar el toque de color que pueden añadir a nuestra mesa, que la vista también merece un poco de atención cuando pensamos en nuestras recetas. A propósito de lo cual recuerdo un refrán que solía oír cuando los refranes aún se consideraban fuente de sabiduría: más come el ojo que el cuajo, en clara referencia a que la comida entra por los ojos antes de que llegue al estómago. (Donde no cabe tanta como nos gustaría dada la buena pinta que tiene, claro.) En fin, divagaciones aparte, aquí está la receta: fácil, rica y saludable en la que la menta y el perejil convierten en un lujo estas sencilla ensalada.

Ingredientes para cuatro personas
Cuatro tomates maduros
Dos pepinos
Dos cebolletas tiernas
Un ramillete de menta fresca (también vale yerbabuena)
Sal
Aceite de oliva

  • Lavamos los tomates, los escaldamos unos segundos y los pelamos. Retiramos las semillas y cortamos en gajos la pulpa, salamos al gusto y reservamos.
  • Pelamos los pepinos y los cortamos en rodajas no muy finas y luego cada una de ellas en dos trozos. Salamos también al gusto y mezclamos con el tomate.
  • Pelamos y cortamos en juliana la cebolleta y la mezclamos con el tomate y el pepino.
  • Añadimos la meta y el perejil finamente picados, mezclamos bien todos los ingredientes y aliñamos con un buen aceite de oliva virgen extra. Y ya está.