27 de junio de 2012

Crema fría de cebolla y aguacate

La cebolla es uno de esos regalos de los dioses a la humanidad (de cuando los dioses se preocupaban por la humanidad, no como ahora…) por los que hay que estar eternamente agradecidos. Una de las fobias culinarias (yo también tengo alguna, así que debería ser más comprensivo…) que más me cuesta entender  es precisamente la de quienes no soportan la cebolla. Porque si algún alimento es, debería ser, imprescindible en la dieta diaria, ese es la cebolla. Veamos: beneficiosa contra el reumatismo; disuelve el ácido úrico y  gracias a su alto contenido del flavonoide quercetina, antioxidante de la familia del polifenol, ayuda a prevenir la osteoporosis (sobre todo la cebolla roja); protege al sistema cardiovascular, es beneficiosa para el sistema urinario y la próstata; contiene vitaminas A, B (B1, B3, B6, B9), C y E, además de calcio, azufre, hierro, yodo, potasio y algo de sodio…  Pero es que también es diurética, depurativa, digestiva, reconstituyente, aperitiva. .. Para qué seguir. Claro, está su sabor fuerte y picante, lo que es realmente un problema ya que como mejor se aprovechan sus propiedades es comiéndola cruda. Pero siempre se puede hacer hervida, al vapor, asada  o frita con lo que pierde algo de su agresividad. Y ¿qué decir de una crema fría de cebolla con estos calores? Una delicia, más aún si la unimos con ese otro regalo divino que es el aguacate, lo que además va a proporcionar a nuestra crema  una textura de una untuosidad verdaderamente sensual… única condición: el aguacate ha de estar bien maduro para que no sepa a crudo.

Ingredientes para 4 personas   
Cuatro cebollas rojas
Dos puerros
Dos aguacates
Sal
Pimienta
Nuez moscada
El zumo de medio limón

Pelamos las cebollas y los puerros y los hacemos al vapor durante unos veinte minutos; cuando estén los salpimentamos con cuidado y los trituramos en la batidora hasta obtener una crema homogénea que pasaremos por el chino o por un colador para conseguir una textura más suave. Pelamos uno de los dos aguacates, le troceamos y le agregamos a la crema que volveremos a pasar por la batidora hasta mezclar muy bien, añadiendo unas cucharadas del agua de la cocción si quedara muy espeso. Comprobamos de sal y guardamos en el frigorífico durante un par de horas. Antes de servir, pelamos el otro aguacate, le troceamos en dados como de un centímetro y le rociamos con el zumo de limón para evitar que se ennegrezca. Servimos la crema adornada con los dados de aguacate y espolvoreada con la nuez moscada recién molida.
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