2 de marzo de 2015

Pollo al ajillo al aroma de fino

Si hay una forma más típica (y tópica) de preparar el pollo que asarlo, esa forma es hacerlo al ajillo. Sencilla, rápida y sabrosa, esta receta figura en todos los menús imaginables y raro es el blog de cocinas y cocinillas que no lo incluya. Y como eso es lo que pasa con  la Gastrocinemia, vamos a solucionarlo ahora mismo. Eso sí, vamos a darle un toque especial que convertirá a este clásico en una insólita pero deliciosa delicatessen. Como es sabido, el fino es un vino propio de la zona de Jerez y de Montilla-Moriles, de sabor seco y muy aromático. (A propósito de este rico vino: se suele hablar de la diferencia o similitud entre el llamado fino y el llamado manzanilla. Pues bien, parece ser que la única diferencia es de pura estrategia comercial: la manzanilla ha de haber sido elaborada en Sanlúcar de Barrameda. Por los demás no hay ninguna diferencia en lo que se refiere a la variedad de uva utilizada y al proceso de elaboración. Fi n de la cita.) No parece un vino que se utilice mucho para cocinar, aunque he encontrado algunas recetas en páginas de y sobre Andalucía, amén de algún raro blog, que sí lo utilizan. Pero su inconfundible aroma y su sabor seco y ligeramente amargo combina divinamente con este pollo al ajillo.

Ingredientes para cuatro personas
6 - 8 contramuslos de pollo deshuesados y sin piel
Cuatro dientes de ajo
Un vasito de vino fino
Sal
Pimienta
Aceite de oliva

  • Limpiamos muy bien el pollo de la grasa superficial que pudiera tener y lo troceamos a nuestro gusto. Mejor si no hacemos trozos demasiado grandes.
  • Salpimentamos y freímos en una sartén con muy poco aceite y a fuego suave hasta que esté bien hecho por dentro y comience a dorarse por fuera. Retiramos y dejamos escurrir sobre papel absorbente.
  • Pelamos los ajos, los cortamos en láminas y los freímos en la misma sartén, añadiendo un poco más de aceite si fuera necesario, pero recuerde que no debe quedarnos muy aceitoso. Cuando cojan color, pero sin dejar que se quemen, añadimos el pollo y rehogamos tres o cuatro minutos a fuego muy suave.
  • Subimos entonces el fuego, regamos con el vino fino, dejamos dos minutos más y servimos bien caliente.