Hoy vamos a
preparar un suculento guiso de conejo. Le dejaremos cocinarse a fuego muy lento
para que se impregne bien del aroma de los ingredientes que le acompañan. Sin
embargo no será mucho tiempo el que necesitemos, ya que el conejo es una carne normalmente
tierna y que se hace enseguida, sobre todo si se trata de un animal criado en
granja pues el de caza resulta algo
más duro. Para su cocción usaremos una mezcla de vino blanco, preferiblemente ribeiro,
y una infusión de semillas de cilantro, pimienta negra y clavo de olor. Y ya
sólo recordar que la carne de conejo es
rica en ácidos grasos que la hace muy adecuada para luchar contra el colesterol,
que es una de las carnes con menor contenido en grasa y que al ser una carne magra
es fácil de digerir.
Ingredientes
para cuatro personas
Un conejo
troceado
Una cebolla
grandecita
250 ml de
vino blanco de ribeiro
250 ml de
agua
Un chorro de
brandi
Dos dientes
de ajo
Una cucharadita
de semillas de cilantro
1/2 cucharadita
de pimienta negra en grano
4 clavos de olor
Una
cucharadita de tomillo
Dos o tres hojas
de laurel
Aceite de
oliva
Sal
- Ponemos en un cazo el agua, las semillas de cilantro, la pimienta y los clavos de olor y lo ponemos a fuego muy bajo. Cuando empiece a hervir retiramos y reservamos en infusión hasta el momento de usarlo.
- En una cazuela con un chorro de aceite doramos los ajos pelados y cortados en cuatro o cinco trozos y los retiramos cuando empiecen a tomar color. Reservamos.
- Salpimentamos la carne y la doramos bien por todos lados en el aceite de freír los ajos. Retiramos y reservamos.
- En ese mismo aceite pochamos la cebolla a fuego lento con, una pizca de sal, hasta que esté blanda pero sin que coja color. Retiramos y escurrimos bien del aceite sobrante.
- Ponemos ahora juntos el conejo, la cebolla y los ajos y lo regamos con el brandi. Dejamos que de un hervor hasta que reduzca completamente.
- Añadimos el vino blanco y la infusión, colada, a partes iguales justo para cubrir el guiso y dejamos hacer a fuego lento durante unos treinta minutos. El tiempo total dependerá de la calidad de la carne y de la potencia del fuego. Si redujera mucho el caldo añadimos un poco más de vino e infusión, siempre a partes iguales.
- Unos cinco minutos antes de apagar el fuego agregamos las hojas de laurel y la cucharadita de tomillo.
- Retiramos la carne, que reservaremos al calor, y trituramos la salsa con la batidora. Debe quedar una salsa consistente, así que si nos queda demasiado líquida dejaremos reducir un poco a fuego lento.
- Para servir, salseamos el plato, colocamos encima los trozos de carne y los regamos con un poco más de la salsa.
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