La sopa es
una preparación no sólo nutritiva y apetitosa (excepto para Mafalda, claro,) sino
que resulta muy reconfortante en estos días de frío, y además permite todas las combinaciones de ingredientes que se desee, aunque según la RAE, la sopa sólo sea un plato compuesto de un líquido alimenticio y
de rebanadas de pan, y para quien haya escrito el correspondiente artículo
en Wikipedia, la sopa sólo sea una
preparación culinaria que consiste en un líquido con sustancia y sabor, a
lo que añade una matización realmente adecuada: una de sus características principales es que se ingiere con cuchara.
Bravo. (En lo que hace a la RAE, me temo que su definición de sopa demuestra sólo que para ser académico
de la lengua no se requiere mucha imaginación. Para escribir en Wikipedia, tampoco.)
La sopa es, ciertamente un plato de
cuchara cuyo ingrediente básico es un caldo al que pueden, y deben, añadirse tropezones varios, cuidando, eso sí que
el resultado sea armónico y grato al paladar. Cumplido eso, la mezcla puede
jugar con aromas y texturas para conseguir un efecto agradable o sorprendente.
Y basta de cháchara, vamos a la cocina a preparar una sencilla pero suculenta
sopa de pollo.
Ingredientes
para cuatro personas
Para 1 l de
caldo de pollo:
Una carcasa de pollo
Una zanahoria
Media cebolla
Dos hojas de laurel
8 alitas de
pollo
200 gr de
fideos finos (tipo cabellín)
Un ramillete
de perejil
Sal
- Comenzamos preparando el caldo con suficiente antelación para que nos permita desgrasarlo. Ponemos en una olla con algo más de un litro de agua la carcasa de pollo, las alitas, las verduras y las hojas de laurel, salamos y dejamos hervir a fuego lento unos cuarenta o cuarenta y cinco minutos, espumando para que nos quede un caldo limpio. Retiramos del fuego, colamos, dejamos enfriar y metemos en la nevera un par de horas. De esta manera se formará en la superficie un película de grasa que será muy fácil retirar, obteniendo así un caldo rico y ligero.
- Desmenuzamos las alitas de pollo, separando la carne limpia de piel y grasa y reservamos.
- Una vez desgrasado el caldo, lo ponemos al fuego, y cuando rompa a hervir añadimos los fideos y dejamos hacer unos cinco minutos. Comprobamos de sal y retiramos del fuego.
- Servimos en plato hondo o en un cuenco, con la carne de las alitas y un poco de perejil picado.
Cuánto se agradece una buena sopa en invierno... un entrante acertado y ligero con un sabor estupendo.
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