Si hay algo
que fascina de la pasta, aparte de su riqueza nutritiva y su riqueza gastronómica, es su variedad.
Nada como pararse delante del estante de las pastas en el supermercado para
dejar volar la imaginación pensado en las infinitas posibilidades que se nos
ofrecen. Por cierto que el debate pasta fresca vs pasta seca es otra de esas estériles
discusiones que a nada conducen, pues una y otra tienen las mismas propiedades
nutritivas y su uso es una cuestión (geográfica) de costumbre ya que las frescas se utilizan más en el norte de
Italia, mientras que las secas son más propias del sur. La diversidad de
formas, tamaños y hasta colores son ya un buen indicio de su versatilidad en la
cocina. Las pappardelle son esas cintas anchas de hasta 3 cm. Su nombre viene de un verbo que
significa engullir, pero en singular
(pappardella) también significa discurso
o escrito largo, y sobre todo aburrido. Nada que ver con esta receta, pues
ni su elaboración es larga ni comerla resulta aburrido: todo lo contrario, véase.
Ingredientes
para cuatro personas
500 gr de
pappardelle
2 dientes de
ajo
Un ramillete
de perejil
Un ramillete
de albahaca
Un ramillete
de ramitas de cebollino
tres hojas
de laurel
Aceite de oliva
Sal
Pimienta
- Comenzaremos pelando los ajos y triturándolos bien en el mortero. Agregamos aceite de oliva de la mejor calidad, mezclamos bien y reservamos dejando reposar.
- Hervimos la pasta en abundante agua con sal y las hojas de laurel siguiendo las instrucciones del fabricante en cuanto al tiempo de cocción.
- Picamos muy finamente las hierbas y las mezclamos.
- Escurrimos bien la pasta, retiramos las hojas de laurel y añadimos las hierbas y pimienta al gusto mezclando bien.
- Servimos espolvoreado con un poco más de las hierbas y aliñado con el aceite de ajo.
- Si se desea se puede poner un poco de queso parmesano rallado, servido aparte para que cada uno se ponga la cantidad que quiera.
Un plato sencillo pero delicioso!
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